Punto de partida
El plan para crear el primer puro chileno
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De Chile no sabe mucho. Sí que hay buen vino, además de climas y culturas muy diversas. Pablo Rodríguez, el comediante de Estados Unidos y actor en varias series y películas que es conocido como Paul Vato, se prepara para llegar a Chile en enero próximo. El objetivo es grabar un documental de su visita, pero además ser el embajador y coinversor de un producto que el actor conoce bien: los puros o cigars.
Resulta que Rodríguez, de padre mexicano y madre texana, estaba en Twitter Spaces (la plataforma de audio de Twitter) una noche de septiembre cuando oyó al ingeniero agrónomo chileno y experto en marketing de vinos y licores, Max Morales, hablar sobre las oportunidades de inversión en la recuperación de antiguas cepas de cabernet en Chile, así como el uso avanzado que se le podría dar al tabaco chileno, producido desde el siglo XIX y que no terminara todo en cigarrillos de multinacionales como ahora sino como puros o cigars (estos últimos son mezcla de tabaco de más de una zona y se enrolla, o torcido, de forma semi artesanal, mientras que los puros son solo de un país). Entonces Paul Vato quiso conocer a Morales.
Y armaron un proyecto. “No sabía que había tabaco en Chile. Y haciendo investigación me di cuenta que por las propiedades extremas de esas tierras, debía ser de alta calidad”, explica al otro lado de la cámara Vato en un spanglish perfecto.
“En Chile en 1820 comenzó la producción de tabaco, luego se prohibió y en 1880 volvió a producirse. El tabaco chileno siempre se ha usado para mejorar la calidad de otros tabacos del mundo, porque por las condiciones climáticas es muy resistente y duro, lo que permite hacer un buen puro porque la hoja no se rompe”, explica Morales.
Nace Paul Vato
Esa pasión de ambos por el tabaco los unió. La historia del estadounidense con los puros es de larga data. En los años ‘90, cuando terminó la secundaria, vio en una portada de la prestigiosa revista Cigar Aficionado a Fidel Castro fumando un habano (tabaco producido solamente en la isla). Entonces empezó a experimentar con cigars, porque por el bloqueo a Cuba, no se comercializan en EEUU.
Luego, empezó a comprar al por mayor a Arango Cigars en Chicago, donde vivía, y vendía a tiendas de conveniencia y también en un local de helados que él mismo había abierto.
Por un tiempo, todavía en los años ‘90, tuvo su propia marca de cigars, se llamaba Pablo Rodríguez Tabaco. Pero su negocio principal era intermediar tabacos de otras marcas. A fines de esa década el negocio decayó y coincidió cuando a principios del 2000 empezó a actuar profesionalmente.
Tomó clases de improvisación y de actuación porque quería aprender a hacer stand up; fue a una academia en Chicago y estuvo en clases con Seth Meyers, conocido conductor de televisión, y el protagonista de la premiada serie Ted Lasso, Jason Sudeikis, entre otros.
Cuando corría 2010 conoció a un cubano que vive en Florida, y volvió a retomar su amor por los cigars. Entonces nació la marca Paul Vato Cigars, que tiene varias líneas, unas más suaves y otras más rudas, y que son una mezcla de tabaco de Honduras, Ecuador, República Dominicana y Nicaragua.
Como conocía al dueño del Binion’s Casino de Las Vegas, empezó a vender sus cigars en uno de los casinos más grandes de la ciudad conocida como la Sin City. Ahora también venden a otras tiendas en Austin, Texas, además de vender directo. Es un mercado pequeño y especializado, explica Vato, pero en constante crecimiento y sofisticación.
El pueblito cubano
La idea final del negocio es que en Chile se produzcan puros. Para eso están trabajando con el ciudadano cubano avecindado en Chile hace 25 años Lesmy Torres, que tiene el contacto con los productores de tabaco en Chile.
La primera opción es hacerlo en San Felipe, aunque también evaluan ubicarse en Casablabca o Chimbarongo, zonas de alta producción de la planta.
Ese tabaco chileno, además de producir partidas de cientos de puros Made in Chile, también será mezclado con los cigars de Vato.
“La idea es hacer pocas producciones, para que tengan un precio alto y hacerlo exclusivo, que tenga el sello de un cigar creado en condiciones extremas, australes”, dice Vato. “El valor que va a tener es que es un puro inesperado por su procedencia”, acota Morales.
En todo caso, la producción de puros en Chile no se va a quedar ahí, adelantan ambos. Actualmente están iniciando el levantamiento de capital de hasta US$ 500 mil para construir un concepto turístico en torno a este negocio.
“La idea es que donde se haga la fábrica de los puros, se levante un ‘pueblito cubano’, donde solo cubanos trabajen, haya un restaurante de comida típica de la isla, además de poder participar en el enrollado del puro”, explican.
Por eso el viaje en enero será crucial, porque además de probar los primeros puros chilenos y conversar con los proveedores del proyecto, esperan hacer una ronda de visitas a los aficionados locales a los habanos. Paul Vato espera llevar varios de sus cigars para hacer degustaciones.
Los dos dicen convencidos al otro lado de la cámara desde EE.UU. que el potencial chileno con el tabaco es impresionante. “Queremos que sea como lo que pasó con el carmenere en los años ‘90, que el tabaco chileno sea reconocido a nivel global por su calidad y su cualidad extrema”.